viernes, 23 de noviembre de 2012

La lluvia

Como siempre termina de trabajar y decide caminar por el mismo trillo de todos los días. No apresura su paso. Nada debe haber cambiado: las mismas piedras, el mismo sol, los mismos árboles... Lleva en sus hombros una carga pesada, no le molesta; piensa en sus hijos y sonríe por un rato. ¿Qué podrá cambiar la tranquilidad de su cotidianidad?
¿La lluvia? Llueve. Siente las primeras gotas, las segundas... el río que cae del cielo. Eso tampoco puede perturbar su paz. Él prefiere contemplarla en su hogar, alejado de la humedad.Ya casi llega a casa, allí sonreirá otra vez.

3 comentarios:

  1. Muy buena semblanza de lo cotidiano o de rutina, cosas comunes que hacen a la vida, que no por simples, son menos importantes para cualquier persona. Saludos, hermana cubana.

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    1. Muchas gracias. Tienes razón, las cosas sencillas o rutinarias, aparentemente, siempre cargan con una dosis de relevancia.

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